La oración del día: Sábado Santo

El Sábado Santo es el tercer día del Triduo Pascual y la Iglesia está de luto en espera junto al sepulcro. La celebración de la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, es la más importante de todas las celebraciones cristianas, porque conmemora la Resurrección de Jesucristo.

La oración del día: Sábado Santo

Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, el Sábado Santo se considera un día de luto y de transición. En ese sentido, la Iglesia Católica no concede celebrar matrimonios, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los Enfermos y la Sagrada Comunión.

Jesús, en Ti confío.

Me pongo en tus manos

en este momento de oración.

Quiero dejarme forjar

al calor de tu Sagrado Corazón.

Enséñame, Señor,

a creer en Ti en todo momento.

Hasta en la duda

y en las tribulaciones:

creer en Ti.

Y enséñame, Señor,

a anunciarte sin miedo

como tu Madre, María,

con el corazón ardiente

de amor a Ti.

Oración para el Sábado Santo

Mi Señor resucitado, al comenzar este día quiero darte gracias por tu gran misterio de amor y te suplico que me regales un poco de la fuerza de tu Espíritu y lléname de la alegría de tu presencia.

Quiero vivir alegre celebrando el día de tu triunfo glorioso sobre las tinieblas. El día en que destruiste la muerte, fueron rotas todas las ataduras y la luz emergió victoriosa entre las penumbras

Dame la valentía y la fuerza necesaria para aceptar tu voluntad y poder ser así un verdadero testigo de tu amor y de tu resurrección, comunicando al mundo que la oscuridad y la muerte han sido vencidas en Ti

Aquellas lágrimas derramadas a los pies de tu cruz, hoy se convierten en gozo. Tu historia de salvación se hizo eterna. Nos has abierto las puertas del Cielo con esta perfecta obra de amor de la que me hiciste parte.

Puedo decir con entera satisfacción que no he amado a una persona muerta, sino que sigo amando a un corazón vivo y que sigue derramando su misericordia y perdón a todos los que quieran volver sus rostros a ti.

Oh Señor, no permitas que la llama de la fe y el poder de tu cruz se disminuya en mí y termine apagándose, por el contrario, ayúdame a mantenerla viva con la esperanza puesta en tu amor

Tú eres mi refugio y consuelo, por eso, sabiéndote vivo y presente, recurro al poder reconciliador de tu amistad para que repongas mis fuerzas.

Ayuda ahora a mi corazón a que salga de la oscuridad de sus vicios y resucite a una nueva vida haciéndote mi Señor, mi Rey y mi Salvador.

Amén.