Una niña de 13 años hace llorar a todos en el hospital con su último deseo antes de partir

“Den mis ojos a quien nunca haya visto un amanecer”, esto es parte de su profunda y admirable afirmación. Todo lo que había detrás de estas palabras realmente conmovió al mundo.

Dana Paola es una heroica niña mexicana que decide hacer el mayor gesto de valentía y amor cuando se entera de que sus días se acaban. La niña tenía diabetes infantil y sufrió una recaída grave a fines de diciembre de 2019, y como resultado se le diagnosticó muerte cerebral.

Experimentó 3 paros cardiopulmonares en más de dos meses de enfermedad grave. Pero su alma estaba tan afligida por el dolor de la enfermedad que estaba seguro de escribir una carta a sus padres sobre sus últimos deseos.

Parece más como si hubiera sido escrito por un adulto que conoce la vida y la muerte; si Dana sabe una cosa con certeza, es lo que quiere que le hagan a su cuerpo cuando no está en este mundo, que sus órganos sirvan a la vida de investidura.

Aunque su familia no perdía la esperanza, la vida de Dana era sombría, y el 22 de febrero, tras fracasar en su ardua batalla contra la enfermedad, su Seguro Social Mexicano en MaderoTamaulipas. La carta que dejó fue leída por un médico del Instituto de Investigación (IMSS), que arrancó lágrimas a los ojos de todos los presentes.

“Cuando mi cuerpo descanse sobre una sábana, un doctor determinará que mi cerebro dejará de funcionar y entonces todos los propósitos e intentos serán en vano, pues mi vida habrá terminado”, comenzó a leer la doctora antes de llevarla al quirófano para que sus órganos fueran donados.

“Cuando esto ocurra, no intenten colocar vida artificial en mi cuerpo con el uso de máquinas y no llamen a esto mi lecho de muerte y permitan que mi cuerpo ayude a otros en su intento por seguir viviendo”, continuó.

“Den mis ojos a un hombre que nunca ha visto un amanecer, la cara de un niño o la mirada de una mujer embarazada, den mi corazón a la persona a la que su propio corazón sólo le causa días dolorosos y den mis riñones a aquellos que dependen de una máquina para existir semana a semana”.

La doctora ni siquiera puede seguir leyendo porque la sensación es mucho más fuerte.

“Si tienen que enterrar algo que sean mis faltas, mis debilidades y todos mis prejuicios en contra de mi hermano el hombre, y si quieren recordarme háganlo con una acción agradable o palabra de aliento para alguien que lo necesite”, concluye la carta.

La valentía de Dana hará posible que viva con otros tres niños, que recibirán su hígado, córneas y riñones.

Tras ese emotivo momento, todo el personal médico y familiares escoltaron la camilla entre aplausos, lágrimas y globos blancos.

“Te voy a extrañar mucho mi amor hermoso, tú eres mi vida, adiós mi amor”, dijo su madre con tristeza. Estos gestos definitivamente deben replicarse en todo el mundo, hay muchas personas que pueden ser encontradas muertas en sus camas de hospital porque ese ansiado donante nunca llegará a salvarlos.