El premio Pritzker de arquitectura es uno de los galardones más importantes en el ámbito, equiparándolo con algo más actual o en tendencia, se podría decir que es igual de importante que si un actor gana un Oscar o un científico o escritor gana un premio Nobel.
Para muchos arquitectos – incluso ingenieros- es considerado el máximo prestigio y es la cereza del pastel para reconocer su trayectoria, su talento, su visión y compromiso para con su entorno o la sociedad.
Cada año se premia a uno o varios arquitectos vivos con la intención de premiar su labor y aportes a través del arte de la arquitectura. Aquella persona que sea la ganadora no es para considerarlo como el mejor del mundo, sino para reconocer su trabajo en relación con cómo se hacen las cosas de manera revolucionaria.
La primera vez que se entregó el premio fue en 1979 y desde entonces ningún africano lo había ganado, hasta Francis Kéré, nacido y criado en uno de los países más pobres del continente africano y con uno de los niveles más bajos en desarrollo humano y económico.
Diébédo Francis Kéré nacido el 10 de abril de 1965 en Burkina Faso se ha convertido en una absoluta historia de admiración y superación. Desde muy joven tuvo que trasladarse a otras ciudades para poder estudiar pero jamás se imagino estar en donde está ahora.
“¿Pueden imaginarlo? Nací en Burkina Faso, en este pequeño pueblo donde no había escuela. Y mi padre quería que yo aprendiera a leer y escribir de manera muy sencilla porque así podría traducirle o leerle sus cartas”, dijo con una gran sonrisa Diébédo al recibir el galardón.
Con 57 años cumplidos, recibió en la ciudad de Londres, Inglaterra el Premio Pritzker de Arquitectura 2022. Contra todo pronóstico y aunque al parecer no era el favorito para llevarse el premio, Kéré se convirtió en el primer africano de piel negra en llevárselo.
En los últimos años, la fundación estadounidense Hyatt –quien otorga el galardón– se ha visto decantada por dar el premio a arquitectos enfocados en la sustentabilidad y el humanismo, y Francis Kéré entra en la categoría.
Su trabajo se encuentra en África, razón por la cual, pocos conocen sus edificios, sin embargo, gracias a él, se pudieron construir escuelas primarias y una clínica de atención médica para los habitantes.
Muchos aplauden el uso de sus técnicas locales y de bioclimatismo o en palabras más sencillas, sabe usar los recursos naturales como el viento o el sol para hacer confortables a diferentes espacios.
“Francis Kéré es una arquitectura pionera, sostenible para la tierra y sus habitantes, en tierras de extrema escasez. Es a la vez arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo a veces olvidada“, dijo el presidente del comité, Tom Pritzker, en un comunicado.
Aunque sus obras lo han llevado a diferentes partes del mundo (vive en Berlín, Alemania), su corazón y su mente nunca se ha alejado del todo de su natal Burkina Faso -además de otras ciudades de África- y hasta la fecha sigue devolviendo con creces, lo mucho o poco, que su país le dio cuando era apenas un niño.
“A través de edificios que demuestran belleza, modestia, audacia e invención, y por la integridad de su arquitectura y gesto. Kéré defiende con gracia la misión de este premio”, agregó el presidente del comité.
Como dato interesante, el premio consiste en $100,000 mil dólares americanos y un medallón de bronce.