La mujer brasileña dedicó 3 décadas de su vida a la conservación de la especie y hoy su trabajo ha dado frutos.
En el planeta Tierra hay millones de especies de plantas y animales; algunas ni siquiera han sido descubiertas todavía. Como vemos, existe una gran biodiversidad; lamentablemente este número se ha ido reduciendo por diversas causas que conducen a la extinción.
Actualmente hay una larga lista de animales en peligro de extinción; uno de ellos era el guacamayo jacinto o guacamayo azul. Pero gracias al esfuerzo de una bióloga brasileña llamada Neiva Guedes, la situación de este animal emplumado cambió.
El comienzo
Hace más de 30 años, Neiva realizó una excursión para observar aves sin saber que ese viaje le cambiaría la vida a ella y a todo su equipo. En 1989, la bióloga brasileña y su equipo notaron, luego de observar varias aves, que los guacamayos azules estaban desapareciendo, así que decidieron hacer algo al respecto.
Neiva quería prevenir una extinción total de la especie pues tenía la convicción de que la gente debería poder observar esta [y todas las aves] en su hábitat natural. Esta idea le dio un nuevo propósito a su vida: luchar por la conservación del guacamayo. Así es como nació el Proyecto Guacamayo Jacinto.
La bióloga estudió el comportamiento de las aves y se acercó a la comunidad para comprender los factores de riesgo que amenazaban a la especie. Así descubrió que las causas principales eran la caza ilegal y la deforestación. A partir de ese momento, Neiva se ha dedicado a la conservación del guacamayo jacinto en el Gran Pantanal.
La lucha
Gracias al trabajo de 3 décadas, el guacamayo jacinto ahora se encuentra en «estado vulnerable», lo que quiere decir que la lucha continúa. Los avances que ha logrado Nieva con su equipo desde 1989 son impresionantes pero ellos siguen trabajando para asegurar la supervivencia de la especie.
Fundó el Instituto Arara Azul y desarrolló una técnica de instalación de nidos artificiales en la naturaleza para que los guacamayos se reprodujeran. El trabajo no es fácil pues debe revisar constantemente los nidos para verificar que todo marche bien.
«Durante la temporada de inundaciones, algunos nidos quedan aislados por el agua. En estas ocasiones utilizamos tractores, lanchas, caballos, o si es necesario vamos a pie, llevando todo el equipo necesario en mochilas hasta por varios kilómetros, dependiendo de la ubicación del nido» mencionó Neiva.
Además, trabaja con la comunidad local para hacer que tomen consciencia sobre la importancia de esta ave, la protejan y eviten su caza para la venta ilegal.
Neiva logró lo que parecía imposible y gracias a su esfuerzo se ganó un lugar en el salón de la fama de las niñas y mujeres científicas de la ONU.
Importancia de la especie
El guacamayo azul, cuyo nombre científico es Anodorhynchus hyacinthinus; tiene una gran importancia en el ecosistema del Pantanal. Al igual que muchas otras aves, esta especie ayuda a dispersar las semillas de sus alimentos; es decir que contribuye al crecimiento de nuevas plantas y árboles.
Muchas de las semillas que el guacamayo dispersa pueden germinar y con esto se mantiene el equilibrio del ecosistema pues las nuevas plantas forman parte de la cadena alimentaria y también sirven de hogar para otras especies.
El hermoso guacamayo azul
Desde su pico hasta la punta de la cola, el guacamayo puede llegar a medir un metro de largo. Pesa alrededor de un kilo y medio y su brillante color azul con franjas amarillas lo hacen fácilmente identificable. Tiene un pico fuerte y curvo que le sirve para romper la cáscara de las semillas y «desgarrar» frutas.
Puede llegar a vivir 40 años y es un ave muy social y curiosa. Se adapta fácilmente al cautiverio e interactúa con los seres humanos. Su vistoso plumaje es lo que ha generado un inmenso interés entre nosotros para capturarlo y mantenerlo como mascota o incluso con otros fines estéticos.
Es por eso que durante mucho tiempo la especie estuvo en peligro de extinción; pero gracias a Neiva, el guacamayo jacinto ahora está fuera del peligro y se encuentra en «estado vulnerable».
Ciertamente es un ave muy hermosa, pero como explicaba la bióloga, lo mejor sería poder observarlo en su hábitat natural y no solo en fotos.