Jesucristo, tú atravesaste pueblos y villas «curando todo mal», por tu mandato los enfermos fueron curados. Te llamamos hoy, llénanos con todo tu amor curativo y cura a todos los que padecen virus y enfermedades para que puedan recuperar sus fuerzas y sanar mediante el esfuerzo de los médicos.
Te pedimos que sanes nuestros temores, que evitan que las naciones trabajen unidad y que los vecinos se ayuden mutuamente. Cúranos de nuestro orgullo, el cual nos hace asumir invulnerabilidad ante todas esas enfermedades que avanzan sin control.
Jesucristo, sanador de todo, guíanos en estos tiempos de incertidumbre y pena, y acoge a todos aquellos enfermos que desgraciadamente han muerto; que estén descansando a tu lado en tu paz eterna.
Acompaña a las familias de los enfermos o fallecidos en medio de sus preocupaciones y penas, líbrales de más enfermedad y desesperación, permíteles sentir tu paz.
Acompaña a los doctores, enfermeras, investigadores y todos los profesionales médicos que luchan en la búsqueda de sanar y ayudar a los afectados, corriendo riesgos en el proceso; permíteles sentir tu protección y paz.
Acompaña a los líderes de todas las naciones, ilumínalos para que actúen con amor, y vean el verdadero interés en el bienestar de la gente que deben de servir. Dales la sabiduría para poder encontrar soluciones de largo plazo que ayuden en la preparación o prevención de futuras enfermedades.
Permítenos conocer tu paz en esta tierra, ya estemos en nuestras casas o en el extranjero, rodeados de muchos o de unos pocos que no tienen salud, Jesucristo; acompáñanos mientras soportamos y lamentamos, mientras persistimos y nos preparamos. Cambia nuestra ansiedad por tu paz. Amén.